Manzanero (2010) explica que un testimonio es la narración de memoria que un testigo hace sobre hechos que ha vivido. Este testimonio puede ser verdadero o falso, puede ser falso por las falsas memorias o recuerdos erróneos producto del olvido y la distorsión de la memoria, o puede ser falso por la mentira consistente en omitir o distorsionar deliberadamente los hechos.
La falsa memoria según Garrido y González (2017) es la deformación de la información de modo no consciente, es decir, que se pueden crear recuerdos propios a pesar de no haberlos experimentado y Manzanero (2010) dice que es muy complicado discernir qué memoria es falsa y qué memoria es real. Loftus y Davies (2006) indican que existen tres clases de memorias falsas. La primera es la producida por un error selectivo cuyo se recupera, la segunda son por hechos no vividos, y la tercera es la deformación por hechos posteriores que se viven.
Manzanero (2010) indica que el origen de las falsas memorias es la interferencia en los hechos reales que se han vivido, da ejemplo de las falsas memorias cómo cuyo se mezclan situaciones de lavar las partes genitales de un niño con situaciones de agresiones físicas o situaciones de raciocinio nuevas unidas a la creencia de que haya podido existir algún tipo de agresión sexual. Zhu (2010) explica que la distinción entre la falsa memoria y la mentira es que se cree realmente que un hecho ha ocurrido en la falsa memoria, a pesar de nunca existió. Gran parte de las cosas que se recuerdan pueden ser mentira porque la memoria humana es un sistema dinámico y por tanto en continua transformación (Manzanero, 2010).
Los errores o falsas memorias son comunes y tienen diversas causas, Buckhout (1974) expone que la mayoría de personas piensan que el cerebro funciona y graba situaciones como si fuera un vídeo siendo esto un error porque no funciona así la memoria. El cerebro interpreta y reconstruye lo que ha ocurrido (Bartlett, 1932; Neisser, 1967) y la memoria lo que almacena son interpretaciones de la realidad, no la realidad misma (Manzanero, 2010).
Garrido y González (2017) dice que se deben emplear técnicas para expresar lo vivido de un modo claro y cercano a la verdad, esto lo dicen porque algunas técnicas provocan falsas memorias, Lindsay y Read (1994) explican que algunas son la hipnosis, diarios retrospectivos, imaginación guiada o recuperar recuerdos reprimidos. Incluso se señala a una mala metodología en el contexto de la técnica como la culpable de la falsa memoria (Humphrey, 1985; Lindsay y Read, 1994; Loftous y Davies, 2006). Otras corrientes como Manzanero (2010) expone que “el origen de las falsas memorias puede ser de información postsuceso, simple imaginación, reconstrucción del suceso, recuperaciones múltiples o diferentes tipos de terapia”.
Para evitar las falsas memorias Garrido y González (2017) dan una serie de indicaciones para ayudar a recordar a las personas sin inducir respuestas:
· Guiar con pistas para activar la información guardada.
· Crear un clima adecuado para establecer el rapport.
· Uso del cambio de orden o perspectiva, así como la reinstauración del contexto que se emplean en la entrevista cognitiva.
Pero estas no son las únicas técnicas que lo evitarían falsas memorias ya que existen otras como realizar la entrevista de investigación habiendo transcurrido el mínimo tiempo posible desde su ocurrencia hasta la entrevista porque cuanto más tiempo pasa desde que se ha presenciado o aprendido una determinada cosa, más fácil es olvidarla (Manzanero, 2015). Esto ocurre ya que el cerebro reconstruye la información de forma automática porque no puede tolerar espacios sin rellenar y necesita dar coherencia a la información recibida (Roediger, Watson, McDermoot y Gallo, 2001; Loftus, 2003).
Para demostrar esto se han desarrollado diferentes investigaciones como por ejemplo la que hicieron Braun, Ellis y Loftus (2002) sobre las falsas memorias autobiográficas infantiles con estudiantes universitarios, en la investigación alteraban un anuncio publicitario en el que se trataba que habían estado con el conejo Bugs Bunny durante una visita al parque de Disneylandia cuyo tenían menos de 10 años. Como resultados obtuvieron que un 16 % de los universitarios se acordaban de darle la mano al conejo aunque no era posible porque el conejo Bugs Bunny es de Warner y no de Disney.